domingo, 18 de mayo de 2008

La marginación femenina en la cultura

La marginación femenina en la cultura

Desde hace años hay más licenciadas universitarias que licenciados, y, sin embargo, ni siquiera en los campos más feminizados, como la literatura, nos acercamos ni de lejos a un igual protagonismo

LAURA FREIXAS, diario El País 03/05/2008

Por qué hay tan pocas mujeres en el mundo de la cultura? Según un estudio que acaba de presentarse, de las películas españolas de los últimos años (2000-2006), sólo un 7% han sido dirigidas por mujeres (Fátima Arranz: Mujeres y hombres en el cine español).

La lista de los libros más vendidos en España en una semana cualquiera (Abc, 29-3-08) incluye una mujer entre 10 en ficción y dos en no ficción: 10% y 20%. De las 43 exposiciones individuales organizadas entre 2002 y 2005 por la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, sólo dos (5%) llevaban firma femenina (Manifiesto Arco 2005). En los medios de comunicación, aunque son mujeres el 46% de los profesionales, sólo ocupan un 24% de los puestos directivos (Informe Anual de la Profesión Periodística, 2006). En teatro, de entre los candidatos a los Premios Max de Artes Escénicas 2008, las mujeres son minoritarias en casi todas las categorías, especialmente directores (25%) y autores (19%) (www.projectevaca.com).

Antes del siglo XX, el hecho de que muy pocas mujeres fueran pensadoras o artistas no tiene mayor misterio: no tenían la educación necesaria. Pero son ya varias las generaciones nacidas, o al menos, formadas, en democracia; hay hoy más licenciadas universitarias que licenciados; y sin embargo, ni siquiera en los campos más feminizados -como la literatura, con décadas de mayoría femenina entre estudiantes y lectores- nos acercamos, ni de lejos, a un igual protagonismo. Llama la atención por ejemplo que los premios nacionales creados en 1977 apenas hayan reflejado evolución alguna: en sus 10 primeras convocatorias, el Nacional de Ensayo, de Poesía y de Narrativa sumaron 29 varones galardonados y una mujer (3%); en las 10 últimas (1998-2007), 4 mujeres entre 30 (13%).

Nos interesa fijarnos en la cultura porque es ahí donde mejor vemos cómo actúa un factor difuso, pero muy poderoso: la ideología patriarcal. Ahora bien: ¿cómo identificarla? Sería una grosera simplificación confundirla con la ideología de derechas. Pero si no se halla -o no sólo- en tal o cual catecismo o programa de partido, ¿dónde se formula?

En el lenguaje. El lenguaje nos enseña muchísimo sobre el valor que la sociedad patriarcal asigna a cada sexo, y que se basa en tres axiomas. Primero: el varón encarna todo el género humano (el hombre), la mujer sólo una parte. Ellos pueden hablar en nombre de todas y todos; ellas sólo se representan a sí mismas. Segundo: el hombre se define como un ser social, cultural (hombre de Estado, hombre de negocios, hombre público...), la mujer se identifica con la naturaleza (ser mujer significa menstruar), la sexualidad (mujer pública) y su relación con el varón (mujer=esposa). Tercero: lo masculino es visto como intrínsecamente positivo (hombre de pelo en pecho, ser todo un hombre...), lo femenino como negativo, como lo atestiguan las numerosas voces peyorativas que se aplican a las mujeres: pendón, arpía, maruja...

Lo cual se refleja con toda claridad en el discurso dominante. Véase por ejemplo el titular: Un islamista, su mujer y su hermana mueren en un atentado suicida (El Mundo, 30-4-05): la ideología niega la evidencia (tres personas mataron y murieron por motivos políticos) para sustituirla por sus categorías prefabricadas: el varón se define por su relación con instancias abstractas (un islamista), las mujeres, por su relación con los varones. En literatura, el campo que conozco mejor -pero estas observaciones son fácilmente extrapolables-, se habla de "literatura de mujeres", no para oponerla a la "literatura de hombres" (no existe esa etiqueta) sino para distinguirla de la "Literatura" a secas: lo masculino no es visto como masculino, sino como universal, mientras que lo femenino se interpreta como particular. Por eso, obras literarias excelentes son excluidas de los cánones: al haber sido escritas (y especialmente si son, además, protagonizadas) por mujeres, se ven, inconscientemente, como algo de interés puramente sectorial.

Estas consideraciones pueden servirnos también para aclarar un gran misterio. Si, como hemos visto, la participación femenina en la cultura es mínima (hay lectoras y espectadoras, desde luego, pero en términos relativos muy pocas escritoras, directoras de cine, compositoras...), ¿cómo se explica la insistencia de los medios en proclamar, a bombo y platillo, un supuesto triunfo? Citemos algunos titulares, todos de este periódico aunque podrían ser de cualquier otro: Los libros son cosa de mujeres. Leen más que ellos y dominan el mundo editorial (23-4-00), El cine es de las mujeres. Ellas toman el mando (1-2-04), La revolución musical de 2008 es cosa de chicas (8-2-08)... La clave nos la da una vez más la ideología patriarcal: si las mujeres son la parte y los hombres el todo, cualquier incremento de una mínima presencia femenina es visto, no como un avance hacia la normalidad (de la que estamos aún muy lejos, si por tal se entiende el 50%), sino como una anomalía. Que se espera pasajera, a juzgar por la palabra tan a menudo empleada para definir la nueva situación: "moda".

Digan lo que digan los medios, sabemos -cifras en mano- que la presencia femenina entre los agentes culturales sigue siendo muy minoritaria. ¿Y cómo, insistimos en preguntarnos, se perpetúa esa marginación, cuando ya hace tiempo que las facultades de artes y letras son mayoritariamente femeninas? Veámoslo con un ejemplo al azar: un artículo sobre la biografía como género, publicado en una revista de pensamiento (Letras libres, enero 2008). El texto, por lo demás brillante, contiene más de 60 nombres. Entre ellos sólo dos femeninos. ¿Es que no ha habido en la historia mujeres biógrafas o biografiadas? Si las ha habido, ¿es que no han alcanzado la excelencia que las haría dignas de mención? Y si no las ha habido, ¿por qué no las ha habido?... Lo importante no es tanto la respuesta que se dé a estas preguntas, como el hecho de que el autor del artículo ni siquiera las plantea. Después de eso, que en el índice de la revista en cuestión encontremos sólo 3 colaboradoras entre 36 (8%) ya no puede ser una sorpresa. Es decir, que la ausencia de mujeres entre los creadores de cultura produce unos contenidos que naturalizan, legitiman, la ausencia de mujeres, y viceversa.

Para romper este círculo vicioso, no basta que aumente, durante varias generaciones, el número de mujeres con estudios. No basta que cambie la realidad, si la ideología patriarcal no sólo distorsiona nuestra percepción de lo real, sino que actúa sobre la realidad, frenando nuestro avance. Así, las noticias antes citadas sobre un supuesto "dominio" femenino en el campo de la edición, la música o el cine tienen un efecto desmovilizador: cuando exigimos mayor presencia, nos contestan: "Pero ¿qué más queréis?"...

Si la exclusión o marginación de las mujeres en la cultura afectara solamente a las profesionales de la cultura, estaríamos ante un simple problema gremial. Pero sería un grave error verlo en tales términos. Pues una cultura que invisibiliza a las mujeres -o las ridiculiza, o trivializa sus preocupaciones- no perjudica sólo a las poetas o las compositoras, sino a todas. Cuando los políticos se preguntan, desesperados, qué se puede hacer para frenar la violencia de género, habría que sugerirles que no vayan sólo a los juzgados, sino al cine. Allí verán cómo en las películas dirigidas por hombres -no así, nunca, en las dirigidas por muje-res-, la violación y los malos tratos se presentan con frecuencia en clave de humor (Pilar Aguilar: Mujer, amor y sexo en el cine español de los 90). ¿Se imaginan que alguien hiciera lo mismo respecto al terrorismo?... Este ejemplo debería bastarnos para empezar, por fin, a darnos cuenta de que todo el esfuerzo que se está realizando en cuanto a malos tratos, igualdad salarial o paridad política, se arriesga a ser insuficiente -por no decir saboteado- si no nos tomamos en serio la igualdad en la cultura.

lunes, 12 de mayo de 2008

Luisa de Medrano

Luisa de Medrano Bravo de Lagunas Cienfuegos, conocida erróneamente como Lucía de Medrano, (Salamanca, 9 de Agosto de 1488 - ¿?).
Fue contemporánea de Beatriz Galindo "La Latina" y al contrario que ésta, siempre vivió en Salamanca, llegando a impartir clases en su Universidad, en sustitución de Antonio de Nebrija, durante el curso de 1508-1509. Desgraciadamente su obra poética y filosófica se ha perdido.

En la actualidad es conocida por los salmantinos por dar nombre al Instituto Lucía de Medrano. Como muestra del olvido en que ha caído este personaje, al inaugurarse el Instituto ninguna de las autoridades presentes supo explicar quién era Lucía de Medrano.

Informacion buscada por: Carlos David y Jhonatan.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Luc%C3%ADa_de_Medrano"

viernes, 9 de mayo de 2008

Luisa Sigea

Biografía
Como entonces la diócesis de Tarancón pertenecía a Toledo, fue llamada Luisa Sigea Toletana. Fue hija de Diego Sigeo, un humanista francés que le dio una instrucción esmeradísima. Como era criado de María Pacheco, mujer del comunero Juan de Padilla, participó en la guerra contra Carlos I de España del lado de ésta y tuvo que marchar a Portugal en 1522 acompañando a la viuda en su exilio; en 1530 llamó al resto de su familia, compuesta por su mujer y cuatro hijos, entre ellos Luisa. En 1540, cuando contaba 18 años de edad, a través de un amigo de su padre, el italiano Girolamo Britonio, envió una carta en latín al papa Paulo III, junto a lo que más tarde llamó quosdam ingenioli mei flosulos, guês, algunas flores de mi ingenio, que merecieron muchos elogios. A comienzos de 1542 su padre fue invitado a llevarla a la corte de la reina doña Catalina como moças de câmara. Luisa y su hermana Ángela se unieron a las cultas damas que constituían el séquito de doña Maria de Portugal, entre ellas Paula Vicente, hija del poeta y dramaturgo Gil Vicente, y Joana Vaz. En la corte, Ángela Sigea y Paula Vicente se dedicaron más a la música y Joana Vaz y Luísa Sigea, notables humanistas, eran las damas latinas. Luisa permaneció en ese cargo palaciego hasta 1552, año en que se casó con el hidalgo burgalés Francisco de las Cuevas; Luisa intentó por entonces reincorporarse a la vida cortesana. Tuvieron una sola hija, Juana de Cuevas Sigea, nacida el 25 de agosto de 1557, la cual se casó el 30 de mayo de 1580 con Rodrigo Ronquillo Briceño, de la mejor nobleza de Burgos; de este casamiento resultó numerosa descendencia. En 1558 la familia se trasladó a Valladolid, donde entraron al servicio de María de Habsburgo, hija de Felipe I de Castilla y que fuera reina consorte de Hungria por su casamiento con Luis II de Hungría y Bohemia. Francisco de Cuevas desempeñó el cargo de secretario y su mujer de dama latina. Pero duró poco esta situación, ya que el 18 de octubre de de 1558 la reina de Hungría falleció repentinamente. Luisa escribió de inmediato al rey Felipe II de España solicitando empleo para sí y su marido, alegando pobreza, algo que la documentación conocida sobre su casa no confirma. Esa será durante los dos últimos años de su corta vida una actividad constante: los intentos por volver a la vida cortesana. Con esa intención, a princípios de 1560, Luisa Sigea fue a Toledo para pedir a través del embajador de Francia un empleo junto a Isabel de Valois, recién casada con Felipe II; pero, aunque fue recibida por la nueva reina, no obtuvo cargo alguno. Desanimada, regresó a Burgos, donde falleció el 13 de octubre de 1560.
Obra
Luisa Sigea hablaba francés, español e italiano y dominó el latín, el griego, el hebreo y el caldeo o siriaco, y estaba muy versada en Filosofía, Poesía e Historia. Al parecer, unía también a su talento una espléndida hermosura, y fue celebrada en ambos aspectos por numerosos ingenios de su época. Su mejor obra es el poema en latín Syntra (París, 1566). Escribió además el opúsculo Dialogus de differentia vitae rusticae et urbanae y Colloquium havitum apud villam inter Flamminia Romanam et Blesillam Senensem. Se conserva también un epistolario y varios poemas, entre otras obras, aunque mucho se ha perdido.
Editó Syntra Francisco Cerdá y Rico en sus Clarorum hispanorum opuscula selecta et rariora tum latina, tum hispana magna ex parte nunc primum in lucem edita (Madrid: Antonio de Sancha, 1781) y Marcelino Menéndez Pelayo lo tradujo al español. Adolfo Bonilla y San Martín editó un epistolario suyo que se encuentra en la British Library (“Clarorum hispaniensium epistolae ineditae”, Revue Hispanique, VIII, 1901), pp. 296-297. Manuel Serrano y Sanz imprimió por vez primera su Duarum virginum colloquium entre otros textos (1905).

Información buscada por Jordano en

miércoles, 23 de abril de 2008

Florencia Pinar

Poetisa española, (n. 1470 - m. 1530). Fue coetánea de Teresa de Cartagena y de los Reyes Católicos, los datos sobre su vida no han podido ser esclarecidos. Fue dama de la corte de Isabel la Católica y que fue la primera mujer que participó en los festivales o justas poéticas. Un ejemplo de estos espectáculos es el que se hizo en Valladolid en 1475, por otra parte muy cuidado y espectacular, para el festejo de la coronación de Isabel I.
La poesía de Florencia Pinar habla principalmente del amor y del deseo. Dejando su huella femenina propia en el estilo, que tiende más a la metonimia que a la metáfora. Entre sus poemas, recopilados por Hernando del Castillo en El Cancionero General (1511), siete en total, los cuales se han conservado con su nombre, hecho muy raro para una autora del siglo XV.
Destaca "Destas aves su nación", cuyo erotismo resultó escandaloso para su época.

Juan Valdez rojas, José Luís Andrés Collado,
con información sacada de: http://www.escritorasypensadoras.com/fichatecnica.php/87

Walada Bint Al-Mustakfi

Poetista .Nace en Córdoba, en el año 944 de la era cristiana , y muere en la misma ciudad en 1091.Era hija de Muhammad III al-Mustafi,uno de los ultimos califas cordobeses ,por lo que fue princesa .
Su infancia coincidió con la época de poder de Almanzor .Su adolescencia transcurre paralela a la agonía del califato, en uno de los contextos históricos mas sangrientos de la historia de Córdoba.
Su posición social le permitió adquirir una basta formación literaria que desarrollo con brillantez y transmitió a trabes de su propia esquela femenina, tampoco debió estar extra de momentos difíciles , tanto en lo personal como por su condición de Amaya dentro de un panorama político de rivalidades entre su linaje y los Bancos y ahwar , siempre temerosos de la restitución del poder legitimo Amaya.
De sus poemas, que fueran misivas entre los dos amantes , se conocerlos , de celos, de añoranza y deseos de reencuentro ; un tercero , de decepción , dolor y reproche ; cinco sátiras –genero que dominaba a la percepción – escrita en términos , que lucían bordados n sobre los hombros de su ropa.
Los hermosos poemas de amor de Wallada inspiró a Ibn Zaydon , además de iniciar en la ilusión de la primera etapa , la posible infidelidad y el posterior arrepentimiento del poeta , nos dan también noticia de los rasgos físicos de la princesa, prototipo del ideal de belleza de los califas omeyas: cabellos y piel clara y ojos azules , características que , unidas a su inteligencia , brillantes y dotes literarios, le hicieron ser una de las mujeres mas admiradas y deseadas de sus tiempos.

Información buscada por HASNA MOUSTARIH, KHAOLA LAMNAOUARE e IRENE FERRER en la página web http://

Hafsa Bint Al-Hayy Ar-Raku

Nació en 1135 y murió en 1191Hafsa es una de las poetisas arábigo-andaluzas más famosas de al-Andalus, y la más celebre de Granada. Hija de un noble de origen beréber, rico e influyente personaje de esta ciudad, nació hacia el año 1135 (año 530 de la Hégira), según la mayoría de sus biógrafos, en la ciudad de Granada. Allí pasó su infancia y juventud en un contexto de intensa agitación política, que asistió a la caída del Imperio Almorávide y la instauración del Califato Almohade. Alabada por su cultura e ingenio, al igual que por su belleza, estas cualidades le permitieron ocupar pronto un lugar destacado en la Corte almorávide de Granada, donde desarrolló una intensa actividad literaria y educativa, y alcanzó rápidamente la fama. Célebre también fuera de Granada, fue enviada a Rabat (1158) con un grupo de poetas y nobles granadinos ante el califa Abd al-Mumin, quien le concedió el feudo de Rakuna, cerca de Granada, epónimo del que procede el nombre con el que fue conocida la poetisa, al-Rakuniyya.Sería en el ambiente cortesano de Granada donde conocería al poeta granadino Abu Yafar ibn Said, del ilustre linaje de los Banu Said, con el que inició una pública relación amorosa hacia el año 1154. A raíz de esta relación, ambos amantes desarrollaron un intenso intercambio de poemas amorosos, que se han conservado hasta nuestros días. Asimismo sus amoríos fueron cantados por los poetas de su grupo literario. La situación se complicó en el año 1156, cuando llegó a Granada el gobernador almohade, el príncipe Abu Said ‘Utmãn, hijo del Califa Abd al-Mumin, quien se enamoró de la poetisa. En un principio, Hafsa rechazó al gobernador, pero finalmente se convirtió en su amante, quizá cansada de las veleidades amorosas de Abu Yafar o por presiones del príncipe hacia ella o su familia. Esta situación originaría un conflictivo triángulo amoroso. Abu Yafar, que había sido amigo y secretario del príncipe, hizo a éste objeto de sus sátiras, y acabó participando en una rebelión política contra el gobernador, razón por la que éste lo mandó encarcelar y finalmente asesinar en el año 1163, en Málaga. Hafsa lloró la prisión y la muerte de su amante en sentidos versos y llegó a llevar luto de viuda por él, a pesar de las amenazas del gobernador. Se retiró de la Corte, abandonando finalmente la actividad poética y centrándose, a partir de entonces, en la enseñanza. Vivió de este modo durante una parte importante de su vida, hasta que, hacia el año 1184, aceptó la invitación del Califa Yaqud al-Mansur y se dirigió a Marrakech para dirigir la educación de las princesas almohades. Allí permaneció hasta 1191, año de su muerte. Hafsa es la poetisa arábigo-andaluza de la que se conserva un mayor volumen de su producción poética, gracias, sobre todo, al interés de sus biógrafos y de la familia Banu Said. En total, han llegado hasta nuestros días diecisiete poemas, de gran calidad literaria. Heredera de la tradición poética árabe, sin embargo, Hafsa, al contrario de lo que es habitual en ésta, es capaz de expresar, con gran belleza, sus sentimientos reales en un leguaje llano y espontáneo. La mayoría de sus versos son de tipo amoroso, dirigidos a Abu Yafar, aunque hay algunos satíricos y de elogio a Abu Said, alcanzando la cima de su inspiración en aquéllos en los que se lamenta de la prisión y muerte de su amante. Muestra de las mujeres independientes y cultas de la época de esplendor de al-Andalus, Hafsa fue muy respetadaetada, a pesar de sus aparentes libertades, en su época y por los biógrafos posteriores, que la consideraron como una gran poetisa. Ibn al-Jatib dijo de ella: «Granadina, fue única en su tiempo por su belleza, elegancia, cultura literaria y mordacidad».

Esta información fue encontrada en la pagina http://www.islamyal-andalus.org/por Mustapha Sellami

Beatriz Galindo

Beatriz Galindo, la latina.

Beatriz Galindo, llamada «la Latina» Nació en salamanca en el año 1534, fue una escritora y humanista española, consejera y profesora de la reina Isabel la Católica y sus hijos. Fue una de las mujeres más cultas de su época. Hay autores que fechan su nacimiento en 1464 ó 1474.
Beatriz Galindo nació en una familia hidalga de origen zamorano, anteriormente acaudalada, venida a menos. De entre sus hermanas, fue elegida para ser monja, para lo que sus padres decidieron que tomase clases de Gramática en una de las instituciones dependientes de la Universidad de Salamanca. Mostró grandes dotes para dicha lengua, no sólo en la traducción y lectura de los textos clásicos, sino que también era capaz, a los quince años, de hablar con gran corrección en latín. Su fama se extendió primero por Salamanca y después por todo el reino y empezó a ser conocida como «La Latina». Le atraía especialmente Aristóteles. En 1486, cuando se estaba preparando para ingresar en el convento como monja, fue llamada por la reina Isabel la católica a la Corte.
Su presencia en la Corte no se limitó únicamente a sus labores como preceptora, sino que, como narra Lucio Marineo Sículo, la reina tenía en muy alta estima sus consejos.
Casada en diciembre de 1491 con el capitán artillero y consejero de los Reyes Católicos Francisco Ramírez de Madrid, boda para la que los Reyes Católicos le dieron una dote de 500.000 maravedíes, tuvo dos hijos, Fernán y Nuflo. Se quedo viudo en el 1501, retirándose de la corte y asentándose en Madrid.
Se fundo en el hospital de santa cruz 1506 y del convento de la Concepción Jerónima en Madrid y se le atribuyen poesías latinas y unos Comentarios a Aristóteles. Escribía poesía en latín y había estudiado teología y medicina.
El barrio de La Latina de Madrid toma su nombre del apodo de Beatriz Galindo, pues fue el barrio madrileño donde vivió. También existen estatuas suyas en Salamanca, su ciudad natal, y en Madrid

Leonor López de Córdoba

Leonor López de Córdoba

Información buscada por Khaoula Lamnouare Hasna Moustarih Irene Ferrer

Leonor López de Córdoba y Carrillo nació en 1363 y murió en 1412 aristócrata política, escritora e historiadora española. Hija del Maestre de la Orden Militar de Calatrava y de Alcántara, Martín López de Córdoba y Arias , mandado ejecutar en Sevilla por el nuevo Rey usurpador Enrique II de Castilla por la obstinada defensa tras las fuertes murallas de Carmona, provincia de Sevilla, de los hijos e hijas del asesinado Rey Pedro I de Castilla.
Es autora de un libro titulado Memorias de Doña Leonor López de Córdoba donde narra los hechos de los que ella y su marido fueron testigos presénciales. Es uno de los escasos ejemplos de mujeres dedicadas a las letras en la Edad Media.
Una búsqueda en wikipedia, sin embargo, da más datos sobre su ascendencia y familia que sobre esa obra.]
Fue nieta de Sánchez Mendía Arias por el lado paterno y sobrina carnal de la hermana del Maestre Martín, Teresa, Señora de la Torre de Monturque, provincia de Codota, casada antes de 1344 con Gómez Suárez de Figueroa y Bermúdez de Brego, padres de otra Teresa y del 32 Maestre de Santiago, Lorenzo Suárez de Figueroa y López de Córdoba1º Señor de Feria, provincia de Cáceres, suegro del famoso poeta y militar Iñigo López de Mendoza , tardío Marqués de Antillana bajo Juan II de Castilla.
Estuvo casada con Ruy Gutiérrez de Hinostroza y de Haro, hijo de Juan Fernández de Hinostroza y Arias (muerto 1359), Camargo y Canciller Mayor de Pedro I de Castilla y de María de Haro, Señora de Haro , Rioja y de Los Cameros, Rioja , nieto de Fernán González de Hinostroza y Cevallos cuya madre María Arias de Asturias era hija de Arias Díaz de Asturias y de Adoniza Ramírez.
Cuñada de Fernán Rodríguez de Aza, Señor de Aza y de Villalobos, que tuvo otros dos hermanos (Ruy y Lope) con variantes del apellido Aza.
Llegó a ser Camarera Mayor, durante la minoría de edad de Juan II de Castilla, de su madre la reina regente Catalina de Lanchaste, cuando había quedado viuda de Enrique III de Castilla. Alcanzó gran poder en la corte y una considerable fortuna, hasta que el recelo de un grupo de cortesanos logró su caída y destierro en 1412, muriendo poco después.
En http://www.escritorasypensadoras.com/fichatecnica.php/39 hay un excelente resumen de Juan Félix Bellido (Universidad de Sevilla), del grupo de investigación "Escritoras y Pensadoras Europeas" Ref. HUM 2005-06658/FILO: del que es Investigadora principal Mercedes Arraiga Flores (Universidad de Sevilla):

martes, 15 de abril de 2008

Mujeres en la Historia del Arte

MUJERES EN LA HISTORIA DEL ARTE

Alumnos/as de 4º Div. IES Europa. Águilas.


Somos un grupo de alumnos y alumnas del IES Europa de Águilas. Estamos haciendo 4º de ESO en un programa de diversificación y estamos estudiando, entre otras cosas, Historia del Arte. Hemos empezado por el Barroco y hemos visto que en nuestro libro de “ámbito lingüístico-social” no se habla de ninguna pintora ni escultora. Además no aparecen fotos de ninguna de sus obras. Y tampoco hemos encontrado nada mirando en otros temas del libro. Es algo que nos ha molestado bastante a las chicas, pero no sólo, y que nos parece machista y que no debería suceder hoy en día.

Porque sin embargo existieron: Nuestro profesor nos ha dado unas hojas donde salen mujeres artistas como Sofonisba Anguissola (1535-1625), Artemisia Gentileschi (1593-1652), Lavinia Fontana (1552- ¿?), Judith Leyster (1609-1660), Rosalía Carriera (1675- 1757) o la escultora sevillana Luisa Ignacia Roldán. Algunas fueron pintoras que trabajaron para reyes como Felipe II, Carlos II y Felipe V en España y papas como Gregorio XIII y Clemente VIII. Fueron admiradas por otros pintores y se relacionaron famosos como Caravaggio y Tintoretto. Vivieron en los tiempos de Velásquez, Rembrandt y Rubens.

La historiadora del arte Griselda Pollock opina que las mujeres han sido expulsadas de la historia del arte en el siglo XX y que en épocas anteriores hubo artistas celebradas pero que los historiadores de ahora las han marginado. Dice también que el arte necesita una revisión hecha con ojos de mujer. A nosotros y nosotras nos gustaría que hubiera más información y que además de revistas como la de “Mujeres que rompieron el estereotipo: las pintoras” que han sacado desde la Consejería se cuidara lo que sale en los libros, ya que no es sólo nuestro libro el que las margina, y que estos se cambien para que el año que viene ya cuenten cosas de las mujeres en la historia.

Firmado:

Antonio Aguilera Nieto, Gonzalo Belzunce Raja, Francisco Javier Cano Muñoz, Julián Carmona Muñoz, Pedro Castro Navarro, Francisco José Pelegrín de Haro, Cristina Mula García, Noelia Mulero García, Antonio Parra Soler, María José Parra Soler, Inmaculada Ramos Rabal, Vanesa Robles Simón, Carlos Sánchez Rabal. Jessica Sánchez Toledano y Ana Isabel Silva García; alumnos y alumnas de 4º de ESO (Programa de Diversificación) del IES Europa, Águilas. Curso 2003-2004.

lunes, 14 de abril de 2008

El pensamiento silenciado.

El pensamiento silenciado

Umberto Eco

La antigua afirmación filosófica según la cual el hombre es capaz de pensar el infinito, mientras que la mujer da sentido al infinito, puede leerse de muchas maneras: por ejemplo, puesto que el hombre no sabe hacer hijos, se consuela con las paradojas de Zenón. Ahora bien, basándose en afirmaciones de este tipo se ha difundido la idea de que la Historia (por lo menos hasta el siglo XX) nos ha dado a conocer a grandes poetisas y a narradoras superlativas, así como a científicas de varias disciplinas, pero no a mujeres filósofas ni a mujeres matemáticas.

En distorsiones de este tipo se ha fundado durante mucho tiempo la convicción de que las mujeres no tenían aptitudes para la pintura, a no ser por las habituales Rosalba Carriera o Artemisia Gentileschi. Es natural que, mientras la pintura consistiera en frescos de iglesias, subirse a un andamio con faldas no fuera algo decente ni fuera oficio de mujer dirigir un taller con 30 aprendices, pero las mujeres pintoras han aparecido en cuanto se ha podido hacer pintura de caballete.

Algo así como decir que los judíos han sido grandes en muchas artes pero no en pintura hasta que no apareció Chagall. Es verdad que la cultura judía era eminentemente auditiva y no visual, y que no debía representarse a la divinidad mediante imágenes, pero hay una producción visual de indudable interés en muchos manuscritos judíos. El problema es que era difícil, en los siglos en que las artes figurativas estaban en manos de la Iglesia, que un judío se sintiera alentado a pintar vírgenes y crucifixiones, y sería como asombrarse de que ningún judío haya llegado a ser Papa.

Las crónicas de la Universidad de Bolonia citan a profesoras como Bettisia Gozzadini y Novella d'Andrea, tan bella que tenía que dar clase detrás de un velo para no turbar a los estudiantes, pero no enseñaban Filosofía. En los manuales de filosofía, no encontramos a mujeres que enseñaran Dialéctica o Teología. Eloísa, brillantísima e infeliz alumna de Abelardo, tuvo que conformarse con convertirse en abadesa.

Tampoco hay que tomarse a la ligera el problema de las abadesas, y le ha dedicado a ello muchas páginas una mujer-filósofo de nuestro tiempo como Maria Teresa Fumagalli. Una abadesa era una autoridad espiritual, organizativa y política, además de desarrollar funciones intelectuales importantes en la sociedad medieval. Un buen manual de filosofía tiene que incluir entre los protagonistas de la Historia del pensamiento a grandes místicas, como Caterina de Siena, por no hablar de Hildegarda de Bingen, con cuyas visiones metafísicas y perspectivas sobre el infinito seguimos lidiando todavía hoy en día.

La objeción de que la mística no es filosofía no es sostenible porque las historias de la filosofía reservan espacio a grandes místicos, como Suso, Tauler o Eckhart. Y decir que gran parte de la mística femenina se centraba más en el cuerpo que en las ideas abstractas sería como decir que de los manuales de filosofía debe desaparecer, qué sé yo, Merleau-Ponty.

Las feministas eligieron hace ya tiempo como heroína a Hipatia, que, en la Alejandría del siglo V, era maestra de Filosofía Platónica y de Matemáticas. Hipatia se ha convertido en un símbolo, pero desgraciadamente de sus obras sólo ha quedado la leyenda, puesto que se perdieron como se perdió también ella, hecha literalmente pedazos por una turba de cristianos exacerbados, soliviantados según algunos historiadores por aquel Cirilo de Alejandría al que se le hizo santo, aunque no por eso. Pero, ¿Hipatia era la única?

Recientemente, se ha publicado en Francia un librito, Histoire des femmes philosophes. Si nos preguntamos quién es el autor, Gilles Ménage, descubrimos que vivía en el siglo XVII, que era un latinista preceptor de Madame de Sévigné y de Madame de Lafayette y que su libro, aparecido en 1690, se titulaba Mulierum philosopharum historia. Con que Hipatia era la única: aunque esté dedicado, sobre todo, a la edad clásica, el libro de Ménage nos presenta una serie de figuras apasionantes: Diótima la socrática, Arete la cirenaica, Nicarete la megárica, Hiparquia la cínica, Teodora la peripatética, Leontion la epicúrea, Temistoclea la pitagórica. Hojeando los textos antiguos y las obras de los padres de la Iglesia, Ménage encontró citadas a 65 filósofas, aunque su concepto de filosofía era bastante amplio.

Si calculamos que en la sociedad griega la mujer estaba confinada entre las paredes domésticas, que los filósofos preferían entretenerse, más que con buenas mozas, con mozalbetes y que, para disfrutar de notoriedad pública, la mujer tenía que ser cortesana, se entiende el esfuerzo que tuvieron que hacer aquellas pensadoras para poderse afirmar. Por otra parte, a Aspasia se la recuerda como cortesana, aunque de calidad, olvidando que era experta en retórica y filosofía y que (nos lo cuenta Plutarco) Sócrates la frecuentaba con interés.

He ido a hojear por lo menos tres enciclopedias filosóficas de hoy en día y, de estos nombres (salvo Hipatia), no he encontrado ni rastro. No es que no existieran mujeres que filosofaban. Es que los filósofos han preferido olvidarlas, quizá tras haberse apropiado de sus ideas.